Empecé haciendo pan con preparados para pan comprados en el super y a la panificadora. Tras varios fracasos iniciales conseguí que salieran estupendos.
Después ya fui elaborando mis propias recetas, comprando distintas harinas, levadura en la panadería del barrio, ensayando, casi haciendo experimentos y por último me animé con el horno y el amasado a mano. Nada que ver: sobre piedra, en cazuela de barro, en molde,…
Mi asignatura pendiente era hacer en casa mi propia levadura, o sea, la masa madre que se llama. Las dos veces que lo he intentado se ha frustrado el intento, con alta probabilidad por falta de atención debo decir: se me pasaba un día sin alimentarla, o alguien había movido el tarro de sitio y “ojos que no ven”…. y también es posible que no escogiera la harina adecuada. Lo vuelvo a intentar, siguiendo las instrucciones de este blog, que me parecen las más sencillas que he encontrado por la red. Pondré fotos de cómo va para que se pueda ver la diferencia.